martes, 3 de abril de 2018

A mi yo del futuro

A MI YO DEL FUTURO
25 de junio de 2085

Espero sinceramente que no estés leyendo esta carta porque, si es así, significa que me quedan dos horas para morir.
No quiero aburrirte con lo que me ha pasado. Lo sabes mejor que yo. Sin embargo, escribo esto porque tengo miedo.
Temo los años a oscuras que me esperan. Esos años que, a no ser que mi vida haya dado un vuelco de proporciones extraordinarias, ya has (he) vivido.
Temo que esos años me conviertan en la clase de persona que ellos dicen que soy. Hice lo que hice para salvarles. No lo entienden pero espero que en el futuro lo hagan.
Si es así, esta carta no tendría sentido y solo me habría costado dos horas perdidas del tiempo que me resta.
Si, por el contrario y como más temo, esta carta llega a mis manos dentro de diecisiete años, cuatro meses y cinco días, la condena seguirá en pie y estaré (estarás) a punto de recibir la inyección letal.
En realidad, solo quiero hacerme una pregunta.
¿He cambiado? ¿O sigo creyendo firmemente que la creación del Osiris era lo mejor para nuestro planeta? Los humanos somos tan egocéntricos… Aún creemos que todo desaparecerá cuando la humanidad haya desaparecido, pero solo somos un segundo en la basta inmensidad del tiempo. La tierra creció sin nosotros y morirá sin nosotros. Lo único que he deseado es que pudiéramos convivir en ella el máximo tiempo posible.
Más de 9.000 millones de personas en la tierra. Todas devorando el planeta.
La tierra se merecía su diezmo.
Espero que estos años hayan servido de algo.
Y espero haberme perdonado.

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